Ya ha pasado un año desde que la oficina de la Organización Mundial de la Salud en China recibió informes de las autoridades de salud de Wuhan, sobre un grupo de casos de neumonía vírica de causas desconocidas.
Las autoridades chinas confirmaron que se identificó el virus como el nuevo coronavirus de tipo 2 causante del síndrome respiratorio agudo severo, llamado SARS-CoV-2 por la OMS.
Los investigadores han aprendido mucho desde entonces. Estos son los puntos más importantes.
Un nuevo coronavirus reconocido
A principios de la segunda semana de enero de 2020, las autoridades chinas hicieron el primer anuncio público de que un nuevo tipo de virus estaba desenfrenado en la ciudad de Wuhan. Ahora, a finales de diciembre de 2020, ha habido más de 80 millones de infectados en todo el mundo y está presente en todos los países.
Origen del virus
Cuando se anunció la existencia del virus, la primera infección de un ser humano por un animal vertebrado aparentemente ya había ocurrido varias semanas antes. Inicialmente, las autoridades chinas parecían haber tratado de suprimir cualquier evidencia. Hasta el día de hoy, no está exactamente claro cuándo y dónde saltó el virus de huéspedes animales a humanos. Existe evidencia que sugiere que el virus ya se había extendido por todo el mundo a fines del verano de 2019.
Decodificando el SARS-CoV-2
Los virólogos chinos descifraron la información genética del coronavirus en un tiempo récord. El 21 de enero de 2020, publicaron la estructura del genoma y tres días después publicaron una descripción detallada del virus. Esto permitió que médicos y microbiólogos de todo el mundo comenzaran a desarrollar medicamentos y vacunas. Una característica típica del virus son las proteínas de pico (ACE-2) ubicadas en su superficie. Estos son cruciales para unirse a la célula huésped. Es por eso que una gran parte del desarrollo de fármacos y vacunas se ha centrado en unir o bloquear esta proteína, o en hacerla ineficaz de alguna otra manera.
Transmisión
Estudios has establecido que el virus es particularmente prevalente en la garganta y los pulmones. El mayor peligro de infección, además de entrar en contacto directo con una persona infectada o tocar una superficie contaminada, lo que se conoce como infecciones por frotis, es a través de la transmisión por aerosol. El virus se puede propagar particularmente bien a través de sistemas de aire acondicionado, como los que se utilizan ampliamente en la industria cárnica.
Las salas cerradas con mucha gente son muy peligrosas. Es por eso que las medidas de encierro, el cierre de establecimientos de entretenimiento y la cancelación de ferias y eventos importantes fueron muy efectivas para contener la enfermedad.
El uso de protección para la boca y la nariz, es decir, máscaras faciales, se ha establecido ahora en casi todos los países del mundo. Lo más importante es que las personas se laven las manos, se mantengan alejadas de los demás y ventilen bien las habitaciones.
Curso de la enfermedad
Las formas leves de COVID-19 pueden presentarse como un resfriado. Los síntomas típicos son dolor de garganta, problemas respiratorios y pérdida del sentido del olfato y el gusto. En casos severos, sin embargo, puede ocurrir una enfermedad multiorgánica potencialmente mortal. La gravedad de la enfermedad depende, en gran medida, de la fuerza con que reacciona el sistema inmunológico de una persona al patógeno.
¿Qué tan avanzado está el desarrollo de la vacuna?
Las primeras vacunas utilizables salieron al mercado en Estados Unidos y la Unión Europea en diciembre. Se espera que se autoricen más en 2021. La producción masiva y el lanzamiento de campañas de vacunación eficaces es el principal desafío para la industria farmacéutica y las autoridades sanitarias. Las vacunas de ARN basadas en genes, que se pueden producir con relativa rapidez, tienen una ventaja. Sin embargo, los expertos esperan que las campañas de vacunación no terminen antes de 2022.
¿Cuándo ocurre la inmunidad colectiva?
Es cierto que cada vez más personas se infectan en todo el mundo. A finales de diciembre, más de 80 millones de personas habían contraído el virus. Sin embargo, con una población de 7.800 millones, el mundo todavía está muy lejos de lograr un grado efectivo de inmunidad a la enfermedad.
Además, no está claro si los pacientes recuperados siguen siendo inmunes de forma permanente al coronavirus. Un análisis de sangre serológico puede determinar si alguien es portador de anticuerpos contra el virus. Una prueba de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) tomada con un hisopo de algodón puede aclarar si alguien está gravemente enfermo y es contagioso.