El síndrome de Asperger o autismo de alto rendimiento (también conocido como trastorno de Asperger) fue descrito por primera vez en la década de 1940 por el pediatra vienés Hans Asperger.
El especialista observó comportamientos similares al autismo y dificultades con las habilidades sociales y de comunicación en niños que tenían una inteligencia y un desarrollo del lenguaje normales.
El trastorno de Asperger se agregó al Manual de diagnóstico y estadístico de trastornos mentales de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (DSM-5) en 1994 como un trastorno separado del autismo. En 2013, el síndrome de Asperger y otros tipos de autismo previamente separados se unieron en un diagnóstico general de “trastorno del espectro autista” en el DSM-5.
Características
Lo que distingue al Asperger del autismo clásico son sus síntomas menos graves y la ausencia de retrasos en el lenguaje. Los niños con este trastorno pueden verse afectados solo levemente y con frecuencia tienen buenas habilidades cognitivas y del lenguaje. Para el observador inexperto, un niño con trastorno de Asperger puede parecer un niño neurotípico que se comporta de manera diferente.
Los niños con autismo a menudo se consideran distantes y desinteresados en los demás. Este no es el caso del trastorno de Asperger. Las personas con esta condición generalmente quieren integrarse e interactuar con los demás, pero a menudo no saben cómo hacerlo. Pueden ser socialmente incómodos, no comprender las reglas sociales convencionales o mostrar una falta de empatía. Pueden tener un contacto visual limitado, parecer no estar involucrados en una conversación y no entender el uso de gestos o sarcasmo.
Sus intereses en un tema en particular pueden rayar en lo obsesivo. A los niños con trastorno de Asperger a menudo les gusta coleccionar categorías de cosas, como rocas o tapas de botellas. Pueden ser competentes en categorías de conocimiento de información, como estadísticas de béisbol o nombres latinos de flores. Es posible que tengan buenas habilidades de memoria pero tengan dificultades con los conceptos abstractos.
Un lenguaje completo
Una de las principales diferencias entre el trastorno de Asperger y el autismo es que, por definición, no hay retraso en el habla en este último. De hecho, los niños con esta condición suelen tener buenas habilidades lingüísticas; simplemente usan el lenguaje de diferentes maneras. Los patrones del habla pueden ser inusuales, carecer de inflexión o tener una naturaleza rítmica, o pueden ser formales, pero demasiado fuertes o agudos. Es posible que los niños con este trastorno no comprendan las sutilezas del lenguaje, como la ironía y el humor, o es posible que no comprendan la naturaleza de dar y recibir de una conversación.
Otra distinción entre el Asperger y el autismo se refiere a la capacidad cognitiva. Si bien algunas personas con autismo tienen discapacidades intelectuales, la mayoría de posee una inteligencia media o superior a la media.
Si bien las dificultades motoras no son un criterio específico para el síndrome, los niños con Asperger con frecuencia tienen retrasos en las habilidades motoras y pueden parecer torpes.
Diagnóstico y tratamientos
El diagnóstico de trastorno de Asperger ha aumentado en los últimos años, aunque no está claro si es más prevalente o lo están detectando más profesionales. El primer paso para el diagnóstico es una evaluación, que incluye un historial de desarrollo y observación. Esto debe ser realizado por profesionales médicos con experiencia en autismo y otros trastornos generalizados del desarrollo.
La mayoría de las características pueden ser atenuadas o cambiadas a través de:
La terapia cognitivo-conductual, que ayuda a abordar la ansiedad y otros desafíos personales.
Las clases de capacitación en habilidades sociales pueden ayudar con las habilidades de conversación y la comprensión de las señales sociales.
La terapia del habla, que puede ayudar con el control de la voz.
La fisioterapia y la terapia ocupacional, que pueden mejorar la coordinación.
Los medicamentos psicoactivos, que pueden ayudar a controlar la ansiedad, la depresión y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) asociados.
El diagnóstico temprano es importante, ya que los niños con el trastorno de Asperger que son diagnosticados y tratados prontamente tienen una mayor probabilidad de tener éxito en la escuela y vivir de forma independiente.