Ya casi se termina 2020 y todavía estamos lejos de ver el final de la pandemia de Covid-19 que nos confinó desde marzo.
Todos los días vemos cientos de miles de nuevos casos de infecciones por coronavirus. Todos estamos esperando que esta pesadilla se detenga. Después de este 2020 que parece una película de ciencia ficción, ¿cómo se ve el 2021?
Nadie sabe con seguridad. Con muchos países arropados con la segunda ola de infecciones, todos están esperando que las vacunas pongan fin a todo esto. Pero no lo harán. Al menos no por mucho tiempo. Porque si tuviéramos una vacuna probada y comprobada en los próximos meses, todavía habría muchas preguntas abiertas. ¿Quién tendrá el primer lote? ¿Cómo se distribuirá? ¿Quién liderará la distribución y la asignación?
Teniendo en cuenta todo lo anterior, es un desafío dar estimaciones exactas sobre el fin de la pandemia, y quien lo haga corre el riesgo de equivocarse.
A estas alturas sabemos que uno puede contraer el coronavirus más de una vez. Por lo tanto, existe la posibilidad de que la vacuna COVID no brinde protección de por vida. Si ese es el caso, significa que es probable que una vacuna contra el coronavirus se convierta en algo más parecido a una vacuna contra la gripe. Si es así, la inmunización contra el coronavirus probablemente deba repetirse anualmente, y esto es para lo que los servicios médicos deben prepararse a escala global.
La primera ronda de vacunación mundial llevaría varios meses. Incluso, siendo optimistas, es posible que 2021 sea bastante similar a 2020: mascarillas, distanciamiento social, lavado de manos y viajes limitados.
Pero hay noticias esperanzadoras a medida que se alivian los bloqueos. La evidencia sugiere que si los cambios de comportamiento personal –uso de mascarillas y lavado de manos- persisten después que son liberados los confinamientos, los números de infectados se reducen.
El curso de la pandemia el próximo año dependerá en gran medida de la llegada de una vacuna y de cuánto tiempo el sistema inmunológico se mantenga protegido después de la vacunación o la recuperación de la infección. Muchas vacunas brindan protección durante décadas, como las contra el sarampión o la poliomielitis, mientras que otras, como la tos ferina y la influenza, desaparecen con el tiempo. Asimismo, algunas infecciones virales provocan una inmunidad duradera, otras una respuesta más transitoria.