Todo el mundo tiene malos hábitos. Todos. Ahora bien, algunas personas tienen menos que otras y los malos hábitos de algunos son más irritantes que los de otros, pero todos los tenemos. Lo importante es que todos somos capaces de cambiar.
Hay dos tipos de malos hábitos: los que sabe que tiene pero que otros no pueden notar, y los que no sabe que tiene pero todos los demás están muy conscientes de ellos.
¿Cómo deshacerse de un mal hábito si no sabe que lo tiene? La respuesta es simple pero difícil: pídale a alguien que sea brutalmente honesto con usted. Puede que tenga miedo de sentirse avergonzado, pero ¿preferiría que todos hablen a sus espaldas? Anímese y pregunte. Pregúntele a alguien que lo ame y tenga en mente tus mejores intereses. Sea amable y no se defienda. Solo acéptelo y trabaje en ello.
¿Qué pasa con los que conocemos? Esos son los difíciles, porque usted sabe acerca de ellos y sin embargo los conserva. Si no fueran difíciles, serían antiguos malos hábitos.
¿Cómo arrancar los malos hábitos de su vida?
Aquí hay algunas cosas que deben ser parte del plan:
Tiene que querer que se vayan: algunas personas quieren que sus malos hábitos se queden. Entonces, lo primero es adentrarse en lo más recóndito de su corazón y preguntar: ¿realmente quiero dejar esto?
Haga una lista con las razones por las que quiere dejarlos: esto le permitirá establecer conexiones positivas entre abandonar los malos hábitos y las cosas buenas que obtendrá al hacerlo. Si quiere dejar la comida chatarra, por ejemplo, imagínese perdiendo peso y alimentándose saludablemente.
Tome la decisión: con toda la información que ya tiene, romper con un mal hábito se reduce a su propia voluntad. Dígase a sí mismo, a lo largo del día, las razones de su decisión.
Actúe: hay dos maneras de hacerlo. La primera es arrancar el hábito de raíz y la segunda, hacerlo paulatinamente. Elija lo que mejor funcione para usted.
Dígaselo a alguien: esa persona se convertirá en su socio. Cuéntele su plan y sus objetivos. Pídale que le pregunten sobre su progreso.
Recupérese del fracaso: inevitablemente experimentará algún contratiempo o dificultad al dejar un mal hábito. La clave es no rendirse y ponerse de nuevo en marcha.
Recompénsese: debes felicitarse regularmente recompensándote con algún regalo. Empiece poco a poco, con pequeñas victorias y planifique una celebración cuando finalmente y con seguridad haya superado el hábito.
¿Es así de simple? La mayoría del tiempo, no. Los hábitos son difíciles de romper. Hay tantas variables intangibles que sería difícil cubrirlas todas. Pero este es un plan simple y viable que lo ayudará a lograr grandes avances si solo aplica los principios.